miércoles, 22 de febrero de 2012

Decirte adiós.

Hoy desperté con nuevos bríos, con esas ganas nuevas de querer hacer cosas, salir, respirar y ser feliz.
Me puse a pensar que quererte, ya es algo obsoleto.
Así que decidí dejar de amar a aquel tipo de cabello largo y anillos en las manos, al hombre que llevaba su libretita a todos lados para escribir versos y poemas a su "musa". A partir de hoy dejo de amar al sujeto extremadamente delgado, al de dedos largos que tocaba guitarra. Hoy dejé de quererte, así sin más.

Tomé valor para decir: " ya no quiero querer al fantasma aquel que rige mi vida" Y así, de la nada dejé de prometerte mís días, mis letras. Mi vida, mi todo.
Te dejé ir.

Te vi partir, pero no fue doloroso, al contrario, fue casi emocionante, fascinante.
Vuelvo a sentir esa adrenalina por hacer algo nuevo.

Hoy decido querer al que ahora eres, decido amar los triunfos que tuviste cuando yo no estaba, decido enamorarme de tus brazos con dibujos que no conocía, me inclino ante los logros que obtuviste lejos de mí.
Decido amar al que eres hoy, a la persona en la que te convertiste estando yo a la distancia.
Basta de amar fantasmas, hoy me rindo ante un cuerpo lejano, pero real.
Hoy me doy, me entrego y me proclamo como la persona que ama hasta tus ausencias; la que ama ésta lejanía que vuelve tan real la espera.
Porque te espero y lo sabes, porque sé que más allá de las otras vidas y la estratósfera (más allá que quiere decir más acá, en ésta vida), te tendré algún día.

Hoy me enamoro de quien eres, del hombre diferente y cambiado de cabello corto, del de sonrisa apagada y lejana, pero firme. Hoy amo al sujeto de éste presente, más que al tipo aquel de cabello largo y lágrimas negras dibujadas en su rostro

Hoy te amo a ti. Y te doy la bienvenida.